Cuando llega el invierno solemos acordarnos de la vitamina C para evitar resfriados o catarros. Pero en verdad sus beneficios van mucho más allá.
La vitamina C, también conocida como ácido ascórbico, es muy importante para el correcto funcionamiento del organismo. No existe la posibilidad de que el cuerpo la fabrique con lo que es necesario ingerirla a través de la dieta.
La necesitamos para producir colágeno, una proteína que encontramos en tendones, músculos, huesos o piel. También para la producción de una de las sustancias implicadas en el funcionamiento cerebral, el neurotransmisor norepinefrina o incluso para fabricar carnitina, una molécula que ayuda a transformar la grasa en energía.
Sus beneficios no terminan aquí ya que además que además es un muy buen antioxidante.
Otra de las ventajas de la vitamina C es que ayuda a asimilar mejor el hierro. Por tanto es aconsejable combinar en la misma comida alimentos ricos en hierro con alimentos ricos en vitamina C (por ejemplo podemos tomar una naranja de postre después de un plato de lentejas).
La Vitamina C como antioxidante
La vitamina C puede actuar como antioxidante protegiéndonos de los radicales libres. Reacciona con las moléculas con radicales libres y “las desactiva”.
Incluso puede ayudar a regenerar la vitamina E, otro poderoso antioxidante.
Diversos estudios parecen evidenciar que al aumentar el consumo de frutas y verduras frescas, que a su vez son antioxidantes, se reduce el riesgo de padecer cáncer.
La Vitamina C y los resfriados
La vitamina C puede estimular el sistema inmunitario y según algunos estudios puede ayudar a prevenir las infecciones respiratorias leves, aunque parece tener más efecto reduciendo la duración y la severidad de estas infecciones.
Alimentos ricos en Vitamina C
Si quieres disfrutar de todos sus beneficios no olvides incluir en tu dieta, de forma variada, los siguientes alimentos.
Son muchas las frutas que contienen vitamina C, en especial los cítricos como las naranjas, mandarinas, limones, pomelos, pero también en las fresas, el kiwi, las cerezas o el melón.
Las verduras también contienen vitamina C, es especial el tomate, los pimientos, la coliflor, las coles o el brócoli.
El modo de aprovechar la mayor cantidad de vitamina C que contienen un alimento es tomarlo crudo. Si es necesario cocerlo es mejor hacerlo al vapor ya que la vitamina C puede perderse debido a las altas temperaturas y al agua de cocción.
También se oxida con facilidad, es por esto que un zumo de naranja debe beberse justo después de exprimirlo sin demorar demasiados minutos porque así conserva la mayor parte de sus propiedades.
Quién debe tomar Vitamina C y qué cantidad se necesita
Como hemos comentado, la vitamina C no se fabrica en el organismo con lo que todo el mundo necesita ingerirla a través de una dieta variada y equilibrada. La cantidad depende en cada caso de la edad, el sexo, o del estado físico de la persona.
En especial las personas fumadoras deben aumentar su ingesta diaria o bien tomar suplementos de vitamina C. El tabaco es una fuente de sustancias tóxicas y oxidantes, con lo que es indispensable el efecto antioxidante de la vitamina C.
Las necesidades aumentadas derivadas del embarazo o la lactancia hacen que las mujeres que se encuentren en estas situaciones deban incrementar la cantidad de vitamina C que toman diariamente.
¿Te ha gustado? Anímate a compartir nuestro consejo en Facebook o Twitter