Pizzas, patatas fritas, hamburguesas, fritos, alitas de pollo, patatas… ¿cuántos de estos alimentos comes con frecuencia? ¿Cuántas veces a la semana utilizas la freídora, pides una pizza o te preparas un frankfurt para cenar?
Puedes llamarlo comida rápida o fast food, pero también tiene otro nombre: comida basura, y no es en vano. Le pongas el nombre que le pongas, basar tu dieta en este tipo de alimentación en lugar de en una dieta equilibrada, conlleva muchos más riesgos que ventajas.
¿Recuerdas el documental Super Size Me? En él su protagonista se pasó 30 días comiendo única y exclusivamente hamburguesas y bebiendo refrescos de cola. Los resultados médicos que obtuvo al final no fueron en absoluto positivos: ganó peso, sufrió daño hepático por no hablar de alteraciones en el estado de ánimo.
Nosotros no hemos tenido que hacer lo mismo para redactar este consejo, nos basamos en la evidencia científica.
A continuación te vamos a explicar algunas razones por las que comer abundante comida basura en lugar de alimentos saludables puede ser un problema para tu salud.
Estarás comiendo grasa y azúcar y sal
Los platos que conocemos típicamente como comida rápida suelen tener pocos nutrientes pero en cambio muchas calorías. En ellos abundan las grasas y por desgracia en la mayoría de ocasiones, son grasas saturadas. Si comes demasiada comida rápida también estarás comiendo grasas en exceso, y eso por no hablar del azúcar.
Muchas veces te hemos hablado de la cantidad de azúcar escondido que tienen las salsas como el ketchup o las patatas. Y si las grasas saturadas van directas a taponar tus arterias, el azúcar directamente se almacena en forma de grasa en tu barriga o tus caderas.
Y ¿qué decir del exceso de sal? Pues que seguir comiendo comida basura aumenta el riesgo de sufrir obesidad, enfermedades cardiovasculares o diabetes.
Falta de nutrientes esenciales
Una dieta basada en comida rápida es sinónimo de una dieta exenta de nutrientes esenciales. Comiendo hamburguesas, pizzas y patatas, te llevas un puñado de hidratos de carbono y algunas proteínas, pero ni rastro de vitaminas, minerales ni antioxidantes.
Todos ellos son muy escasos en una dieta a la que le faltan frutas, verduras o legumbres por ejemplo.
Ni rastro de fibra
Tampoco hay rastro de la fibra, y te preguntarás, ¿para qué la necesitas? La fibra es capaz de arrastrar parte de las grasas y colesterol que ingerimos, impidiendo que se absorba. También ayuda a controlar los niveles de azúcar, evitando los picos de insulina.
Es necesaria para evitar el estreñimiento y regular el tránsito intestinal y además hace que la flora intestinal esté en equilibrio.
Mayor riesgo de depresión
Según varios estudios, algunos realizados incluso en nuestro país, se ha visto que la ingesta de demasiada comida rápida está relacionada con una mayor probabilidad de sufrir depresiones. A mayor consumo de comida basura, mayor riesgo de sufrir este tipo de trastorno.
El deporte o algunos nutrientes procedentes de alimentos saludables (omega 3, vitaminas del grupo B, aceite de oliva…) podrían tener un papel protector, sin duda, lo mejor es apostar por los hábitos de vida saludables.
Olvídate de una vez de la comida rápida o los platos precocinados. Empieza a comer legumbres, pescado, frutas y verduras, aquí te explicamos una forma muy fácil de hacerlo poco a poco. Verás como te encuentras mejor, tienes más energía y de paso vas a perder peso seguro.
¿Eres de los que no pueden pasar sin comer patatas fritas cada día?
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