El corte de digestión es uno de los temas de discusión que nunca faltan en las sobremesas del verano, sobre todo entre padres e hijos.
Lo que muchos de los participantes en la discusión no saben, es que el conocido “corte de digestión” no existe como tal o está mal dicho, y nada tiene que ver con el proceso digestivo y es más, si sólo lo achacamos a bañarnos después de comer, no tendremos en cuenta otras causas igual de importantes que pueden producirlo.
A continuación os contamos en qué consiste y aunque en realidad deberíamos denominarlo shock diferencial o síndrome de hidrocución, entre nosotros y para entendernos mejor le seguiremos llamando “corte de digestión” ;)
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Cómo se produce un corte de digestión
Cuando nos sumergimos en el mar o la piscina, nuestro cuerpo pone en marcha una serie de procesos, algunos destinados a reducir las necesidades de oxígeno para poder pasar un rato bajo el agua sin respirar y otros centrados en mantener la temperatura de nuestro cuerpo, evitando que lo enfríe el agua.
Entre estos mecanismos encontramos la reducción del ritmo cardíaco y la contracción de los vasos sanguíneos periféricos (los que están más alejados del corazón).
En ocasiones y por diferentes circunstancias, estas respuestas son más exageradas de lo normal e impiden que la sangre llegue con normalidad al cerebro produciéndose mareos, vómitos o incluso pérdida de consciencia, este último es el síntoma más grave, ya que al estar en el agua se traduciría en un inminente riesgo de ahogamiento.
La probabilidad de que se produzca este tipo de shock aumenta cuando hay un cambio brusco de temperatura, es decir cuando el agua en la que nos zambullimos está muy fría o aún no estando tan fría la temperatura ambiente es muy elevada o tenemos gran sensación de calor, por llevar un buen rato bajo el sol o porque acabamos de realizar ejercicio físico intenso.
Entonces, os preguntaréis que si nada tiene que ver la digestión ¿por qué hace falta esperarse para el chapuzón después de las comidas?.
Pues bien, como todos sabéis los padres siempre tienen la razón y aunque el síndrome de hidrocución o shock diferencial puede darse sin haber comido, el hecho de estar haciendo la digestión puede aumentar el riesgo de que se produzca.
Al hacer la digestión parte de la sangre de nuestro organismo se concentra en el estómago, con lo que el flujo de sangre hacía el cerebro también puede verse disminuido y si a esto le sumamos el cambio brusco de temperatura que puede suponer un refrescante baño, aumenta la probabilidad de padecer un “corte de digestión”.
Cómo evitar un corte de digestión
Lo más importante entrar en el agua despacio, nunca hacerlo de forma repentina, a no ser que lleves un rato en el agua.
Debemos evitar que nuestro cuerpo cambie de temperatura bruscamente, con lo que deberás prestar especial atención cuando:
-La temperatura ambiental sea muy elevada, es decir cuando el calor es sofocante.
-Si llevas mucho rato bajo el sol.
-Si acabas de realizar ejercicio físico intenso.
En la piscina no te olvides de pasar por la ducha y en el mar mójate la cabeza y el torso antes de zambullirte.
Para evitar riesgos también se aconseja esperar una hora y media o dos antes de bañarnos después de comer de forma copiosa, o si notamos que nos cuesta digerir la comida.
Pero recuerda que lo más importante es que no entres en el agua de golpe y no te olvides de que los niños son los más sensibles ante este tipo de situaciones y son a los que más les gusta tirarse de golpe al agua, enséñales por qué es tan importante que nuestro cuerpo se vaya acostumbrando paulatinamente a la temperatura del agua.
Este verano, antes de zambullirte en el agua, recuerda estas recomendaciones. Ante el menor síntoma de mareo o malestar se debe salir del agua y si los síntomas no remiten, contactar con los servicios de urgencias.
